El sector industrial ha provocado serios quebraderos de cabeza en el
concejo de Piloña en los últimos tiempos. La crisis económica no ha
pasado de largo por el municipio avellanero y el golpe del cierre de la
fábrica de Chupa Chups en Villamayor, hace algo menos de un año, es
claro ejemplo del mal momento que atraviesa la economía local. Sólo
Nestlé aguanta. El asunto se agrava aún más al comprobar que en uno de
los escasos puntos de Piloña en los que hay demanda de actividad, el
polígono industrial de la recta de Lleu, la falta de suelo industrial
disponible impide la instalación de nuevas empresas.
Los buenos
accesos, la equidistancia existente entre el corazón de Asturias y la
salida a la región vecina de Cantabria, la cercanía de la Autovía del
Cantábrico y los razonables costes son sólo algunos de los motivos que
los empresarios tienen en cuenta a la hora de decidirse por intentar
instalarse en el polígono industrial piloñés, uno de los primeros que se
abrieron en la comarca oriental de Asturias. Un polígono que, tras tres
fases de construcción, actualmente cuenta con 32 parcelas, repartidas
entre una quincena de empresas ya instaladas y otros propietarios que
esperan el momento más propicio para edificar sus negocios, en una
superficie de unos 23.000 metros cuadrados de terreno.
Las
autoridades locales aseguran que varias empresas ya se han interesado en
instalarse en el centro industrial de Lleu, pero la ausencia de
terrenos disponibles ha provocado un frenazo para unos empresarios que
apenas encuentran suelo disponible en la zona del centro oriente de la
región. Por ello, la regidora piloñesa, la socialista Carmen Barrera,
propuso el pasado mes de octubre al consejero de Economía y Empleo del
Principado, José Manuel Rivero Iglesias, la realización de una cuarta
fase del polígono para ampliar la oferta de terrenos. «Apostamos por el
polígono como alternativa económica ante la mala situación actual»,
señaló esta semana la regidora que, al mismo tiempo, garantizó la
colaboración municipal para mejorar el mantenimiento de las
instalaciones.
A la espera de una respuesta por parte de la
Administración regional, las empresas ya instaladas verían con buenos
ojos la llegada de nuevas industrias que hagan crecer la dimensión
económica de un polígono que inició su andadura a mediados de los años
noventa con la instalación de la empresa General de Juguetes, a la que
luego se fueron añadiendo alguna más, hasta la construcción de la
segunda fase, inaugurada en 2003, y una tercera, cuya infraestructura
fue finalizada en el año 2009.
A este respecto, los responsables
de la Asociación de Empresarios de Recta de Lleu (Aserlleu) esperan que
la llegada de nuevos propietarios permita potenciar los servicios
comunes para hacer más fácil el desempeño de la actividad económica en
Lleu. «Tenemos pendientes de solucionar problemas como el mantenimiento o
la seguridad de las instalaciones», señala el propietario de la empresa
Distribuciones Pancho y presidente del colectivo, Francisco Javier de
Diego, quien denuncia los continuos robos como principales problemas de
los últimos tiempos en el polígono de la recta de Lleu.
Del mismo
modo, el presidente del colectivo asegura que, además de captar nuevos
propietarios, sería necesario obligar a los de las parcelas sin
construcción a que las edifiquen o bien las vendan a precio de coste.
«Hay gente que no cumple la norma de edificar tras dos años de la compra
y encima se dedican a especular con el precio de los terrenos»,
denuncia un De Diego que lamenta las limitaciones de terreno para las
empresas que desean expandirse.
Entre las empresas que desean
ampliar sus instalaciones se encuentra Proyecciones de Piloña (Prodepi),
que el pasado mes de noviembre se instalaba en la recta de Lleu tras
hacer una inversión de un millón y medio de euros con una plantilla de
nueve empleados, pero que ya piensa en una ampliación. «Es una pena que
haya gente que quiera instalarse y que no pueda por falta de terrenos,
pues esto generaría riqueza y empleo para el concejo», apunta el gerente
de Prodepi, Álvaro Azcoitia, quien indica los precios asequibles como
una de las principales ventajas del polígono.
Sin embargo, hay
gente que se muestra menos optimista, como Eduardo Iglesias,
administrador de Construcciones Metálicas Melendi, que considera que la
situación actual no parece que pueda favorecer una ampliación.
«Instalarse conlleva fuertes inversiones y ahora es difícil encontrar
financiación», dice Iglesias que, no obstante, recuerda que cuando se
instaló su empresa en 2003 «era más difícil porque no había ayudas de
ningún tipo».