La Responsabilidad Social
Corporativa en una forma de entender el desarrollo de la empresa que supone
asumir un conjunto de principios y mejoras en la actividad teniendo en cuenta
el impacto en los clientes, los accionistas, los empleados, la comunidad local,
la sociedad y el medio ambiente.
Cualquier empresa,
independientemente de su tamaño y actividad, puede organizarse teniendo
presentes los compromisos con su entorno.
Gestionar esta cuestión significa identificar los
impactos que la empresa pueda producir en el medio ambiente para
prevenirlos y atenuar sus posibles consecuencias adversas. En lo concreto
supone seguir una política ambiental y un decálogo como el siguiente:
- Aplicar criterios
ambientales a todos los procesos de planificación y toma de decisiones en
cuestiones que afecten al medio ambiente.
- Cumplir la legislación
ambiental del marco común europeo, estatal y de la comunidad autónoma
donde se ubique la empresa y referente a su actividad. La RSC
empresarial debe mejorar las condiciones medioambientales de las
regiones y países donde la empresa trabaja.
- Implementar las
herramientas necesarias para prevenir la contaminación.
- Utilizar
racionalmente los recursos como el agua, el papel y la energía; reduciendo
la generación de residuos y emisiones; y favoreciendo el reciclado. La
RSC empresarial conlleva cuidar el medio ambiente con pequeñas
medidas para conseguir grandes objetivos.
- Implicar a todos los
empleados para lograr los objetivos ambientales propuestos, mediante
programas de formación y sensibilización.
- Promover buenas
prácticas ambientales entre proveedores, empleados y clientes. La RSC
empresarial debe implicar a todas las personas del entorno.
- Promover la
investigación, desarrollo y difusión del conocimiento científico y
tecnológico destinado a la preservación del medio ambiente.
- Colaborar con las
administraciones públicas y entidades del sector empresarial en la
definición de una actividad económica sostenible.