Fecha: 14 de Febrero de 2019
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La primera ventaja del vehículo híbrido-eléctrico es la de utilizar una energía más limpia que el resto de coches convencionales. Esto conlleva una bajada en las emisiones de CO2 y un mejor rendimiento del combustible.
En segundo lugar, con su compra obtendremos una serie de incentivos que en ocasiones pueden ser importantes. La frenada regenerativa que incorporan los sistemas híbridos-eléctricos para aprovechar al máximo la energía de la frenada nos ahorra en muchos casos tener que estar recargando el vehículo constantemente.
Otra de las posibles ventajas de un híbrido-eléctrico es su menor coste de mantenimiento, al prescindir de numerosos elementos tradicionales como embrague, motor de arranque o correa de distribución se producirán menos averías. Algunas estimaciones calculan que durante el primer año el coste de mantenimiento será hasta un 45% menos que un coche de combustión. Si hablamos del mercado de segunda mano de vehículos híbridos, también encontramos una nueva ventaja, y es que su precio se devalúa menos que los vehículos de combustión y, por tanto, a la hora de su venta podremos obtener un mayor beneficio.
Una buena ventaja son las facilidades que se dan en las ciudades a este tipo de vehículos, dado que los protocolos anti-contaminación suelen ser mucho menos agresivos con híbridos y eléctricos.
Por último cabe destacar su mayor autonomía, pues dado que estos combinan varios motores podemos recorrer más kilómetros sin realizar una parada. Eso sí, debemos tener en cuenta también que viajando por autopista y a velocidades en torno a los 120 km/h, el motor eléctrico no podrá recargar apenas energía sin frenadas, lo que conlleva que en cuanto se acabe toda la carga de las baterías y solo actúe el motor de combustión los consumos ascenderán considerablemente.